Leía en el artículo de Babelia del 3 de junio de Joaquín
Estefanía que las nuevas estrellas del rock son ahora los economistas y que en
la última generación de libros de la crisis abundaban 5 grandes asuntos, entre
ellos, el papel de las instituciones en el buen funcionamiento económico. Esta lectura se ubica en la dinámica de un proyecto en el que, los últimos meses, he estado trabajando, junto con mi compañera de equipo, Joaquina Soria, un proyecto que tenía un objetivo fundamental:, fomentar la participación política y social de las mujeres.
Esto lo hemos querido hacer no sólo a través de cursos y talleres sino haciendo visibles a las mujeres y sus experiencias a través de una publicación que, contiene, una pequeña muestra de empresarias y emprendedoras que se encuentran vinculadas al sector agrario, ganadero y pesquero. Esta vinculación se nutre con valores y criterios de igualdad y producción sostenible a la vez que construyen esta sostenibilidad a través de la participación en redes formales o informales, asociaciones, ecoaldeas, etc.
Pues bien, con
mi última visita, he
tenido la oportunidad de volver a charlar en clave de entrevista, con tres chicas que, como el resto
de las mujeres que han intervenido, están construyendo sus vidas con la medida
justa de realismo y con la medida justa de coherencia, siendo fieles a sí misma
y a sus aspiraciones.
Con ellas he podido sentir -como colofón a todos los
sentimientos que se han agolpado al entender que, un año más, esta nueva
aventura que habíamos llamado Redes de Alianzas, Redes de Empoderamiento, se acababa- que las nuevas estrellas del
rock no son aquellos que con sus ideas influyen constantemente en la visión de
la macroeconomía y de la macropolítica, sino todas esas personas que de algún
modo han acabado conectadas a nosotr@s, por un pensamiento, una reflexión, un
saber hacer, una experiencia o, simplemente, una conversación... esas personas
que aún desconociéndolas, desconociéndonos en profundidad, nos han abierto una
puerta a través de la humildad de su propia proyección personal y profesional
y, que compartida, han dejado huellas renuentes de distinta magnitud. En mi
caso, han generado en mi corazón y en mi recuerdo un vórtice de cambios,
aportaciones y reflexiones emocionales e ideológicas que me enriquecen, como lo
harán con el lector o la lectora que se deje llevar por todas estas
páginas.
Además de todo lo anterior, también vuelvo a ver corroborado
–a costa de dejarme embaucar por la especial apetencia del cerebro por los
sesgos- que de esos grandes cincos asuntos ensamblados en la dinámica de los
grandes análisis, no aparecen ni aparecerán determinadas cuestiones en determinadas
escalas, cuestiones que se repiten a modo reivindicativo en muchas de nuestras
entrevistas, tales como la concepción de una normativa de producción artesanal
que no ahogue a estos maestros de la etnografía de la alimentación y la
cultura, ni a ellos ni al potencial relevo generacional. Y cuestiones como la construcción positiva de
espacios legales, espacios que permitan
la expansión de talento y capacidad emprendedora a través del crecimiento de
nuevos movimientos y modelos sociales, que van de la mano de la igualdad y de la
sostenibilidad, y que aúnan ciudadanía, proyectos personales y
profesionales. Flexibilidad y
alternativas para proyectos que no pueden crecer ante los vacíos legales o ante
la imposibilidad de aportar determinadas inversiones económicas o ante un
sistema económico-administrativo que no responde o responde lentamente en ciertas
circunstancias. Tal vez, por estos pequeños detalles, Estefanía nos recuerda la existencia de ese "poder financiero que tiene más influencia que el poder
político" y que ha dejado, entre otros cadáveres, "un modelo social herido de gravedad".
Todo este tiempo de entrevistas y de charla compartida no he
podido dejar de pensar en la respuesta a una pregunta que nos planteábamos hace
un año desde la asociación: ¿Por qué generar un número más de esta revista? ¿No
sería repetitivo volver a abordar experiencias de mujeres en el sector de la
producción primaria? ¿Cuanto más pueden aportar nuevas entrevistas? Y la
respuesta, tras este intenso período de trabajo, ha sido tajante: “Para fortalecernos”...
“No”... y .... “Todo y más”.
Mujeres que han trazado caminos, que han tejido redes y que
han llegado o están llegando al final de su historia laboral. Mujeres activas,
no conformistas, mujeres pioneras o simplemente mujeres que han roto
estereotipos. Mujeres más jóvenes, en plena vorágine de ideas, cambios,
adaptaciones, comienzos y
experimentación. Mujeres inclusivas, innovadoras y luchadoras que no olvidan
que la sociedad somos todos y todas.
Éstas son las mujeres que, un año más, se han sumado a este proyecto
compartiendo lo que tienen: su historia de vida, su tiempo y sus pasiones.
Referencias.
1. La rebelión de las élites. Joaquin Estefanía, 2015. Babelia, El Pais. Disponible online en: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/06/03/babelia/1433325886_006628.html.
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